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Una habitación
sin vistas

NOS FLIPA

Ilu Ros

Esta obra, de la exposición: Una habitación sin vistas habla del interior, del nuestro propio, ese alguien que habita en nuestro cuerpo, ese yo al que a veces nos asusta asomarnos, del vacío que queda en nuestra casa cuando los invitados se han marchado de la fiesta.

“Los retratados, solos, en ese momento del día en el que uno es tan sólo uno mismo despojado del atisbo de los demás, permiten el paso al delirio…” Ilu Ros

S/T
Acrílico sobre lienzo
130×81 cm.

En la era de la imagen, donde todo puede ser mercantilizado, acostumbramos a exponernos de manera continuada, nos tragamos, sin filtros, el bombardeo de estímulos externos que nos animan a ser alguien que no conocemos, a ajustarnos a un canon creado por no sabemos quién para, sin saber muy bien cómo, llegar a ser nosotros mismos… Pero, ¿quién es uno mismo en medio de todo este exceso? Nos sentimos desbordados y, aunque estamos más conectados que nunca a los demás, nos descubrimos más aislados. O, a veces, incluso peor, más vacíos.

S/T. Macro.
Acrílico sobre lienzo
130×81 cm.

“Ilu Ros a través de esta selección de piezas nos traslada a su universo interior y personal y a la vez nos invita a emprender un viaje hacia nuestro propio “yo”, a nuestro lado más íntimo y cotidiano a través de personajes solitarios y en cierta manera ensimismados”. Laura Darriba, Modus Operandi

S/T. Macro.
Acrílico sobre lienzo
130×81 cm.

Los retratados, solos, en ese momento del día en el que uno es tan sólo uno mismo despojado del atisbo de los demás, permiten el paso al delirio, los fantasmas, los sueños e, incluso, los temores. Ese momento en el que cerramos las ventanas físicas y las virtuales para hacernos un ovillo y, con suerte, desprendernos de esa presión de mostrar a los demás lo que decimos ser.

S/T. Macro.
Acrílico sobre lienzo
130×81 cm.

S/T. Detalle exterior.
Acrílico sobre lienzo
130×81 cm.

Los retratados, solos, en ese momento del día en el que uno es tan sólo uno mismo despojado del atisbo de los demás, permiten el paso al delirio, los fantasmas, los sueños e, incluso, los temores. Ese momento en el que cerramos las ventanas físicas y las virtuales para hacernos un ovillo y, con suerte, desprendernos de esa presión de mostrar a los demás lo que decimos ser.

Y nos dedicamos a ser, sin más. La pausa en la que nos convertimos en espejo y descubrimos diminutas virtudes o defectos que no habíamos observado antes, como el que se descubre un lunar nuevo o ve, por primera vez y extrañado, el rincón enmohecido que revela una humedad que quería ocultar.

Galería Modus Operandi
Exposición.

Nuestra naturaleza, la imagen real de lo que somos detrás de la máscara. Un intento de observarnos con compasión, que no es poco. Una habitación sin vistas consta de un grupo de retratos de varias personas en su espacio privado, en su rutina diaria, abrigadas por un regusto ensimismado y onírico, el que se nos queda cuando buceamos en nuestro interior, cuando descubrimos los nuevos lunares y, a veces, los monstruos que habitan en ellos.

Más mandanga:

ILU ROS
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MODUS OPERANDI
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* Todos los materiales han sido facilitados por la galería.

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