La canción HAMBRE nació de un verso que se le ocurrió a Kiko durante su participación en una gala humanitaria, “ Yo quisiera que no hubiera más hambre en el mundo, que la que tengo yo de ti”. Pero a partir de ahí la letra fue creciendo hasta hablar del Hambre en el sentido más amplio.

El vídeo se creó y grabó en pleno confinamiento, con un equipo muy reducido, de solo tres personas: Carmela Alvarado, Miguel Rey y yo, Adán (López) Akimoski,. Como sólo nos íbamos a ver en rodaje se intentó que este fuera lo más sencillo posible, y desde ese parámetro se desarrolló la creatividad y se hizo la producción.

Yinka Esi Graves terminó siendo la bailarina elegida porque podía danzar de una forma poderosa, y yendo más allá de lo ortodoxo. La canción puede ser flamenca, pero sobre todo es una reinvención. No quería un baile «tradicional».

En el primer día de rodaje se grabó todo el baile. Durante una jornada de mañana y tarde Yinka repitió su coreografía completa más de 15 veces, en tres escenarios distintos. Cada uno de los bailes estaba clavado en tempo y ejecución, pero además se pulió el acting, y se grabaron recursos.

En el segundo día de rodaje se grabó a Kiko comiendo. Se fueron preparando múltiples platos, algunos comestibles, otros puro atrezzo: de pollo asado y merluza, a huevos fritos congelados en el tiempo. Luego se iban mezclando decorados y los distintos alimentos, casi jugando.

Aparecen el Big Bang; otros animales y un tiburón; Jesucristo y Washington; el general Patton y John Lennon; Neil Amstrong; Rosalía o la Virgen; un grupo de pioneros americanos y un cosmonauta; Picasso, Lorca, Little Richard, Bob Dylan, Luckashenko y Francisco Franco; Pele y otro dios, Saturno; el Buda, Hitler y Mussolini, y el Papa Francisco; soldados de guerras variadas y pacifistas; Trump y King Kong; la Giralda de Sevilla y el Everest; unos cazas de combate y unos milicianos; hasta actrices de cine mudo en el París de la Belle époque…

Y se come: paella, melón con jamón, lejía, pollo asado con ensalada, mejillones al vapor picantes, una porción de NY, ensaladilla rusa y un petrolero con su vertido. Y espaguetis con tomate y fascistas, y un sandwich de soldados coloniales; una merluza con tomates cherry y Sigmund Freud; un billete de dólar y una moneda; las pirámides de Egipto y una bandada de pájaros; una novela de Richard Ford y una sopa espacial; las torres gemelas ardiendo y detergente directamente del paquete. Y Lorca con su tomate y sus aceitunas; y Trump en tostada con foie; y se devora al valle de los caídos y a un vinilo; y a Pelé cuando estaba ya un poco correoso. Y rollitos, y tallarines chinos con el Caudillo de España, y al Rey emérito saltándose un tartar de atún, y por supuesto huevos fritos…

Lo reducido del equipo, y que no hubiera casi que iluminar hizo que la grabación fuera ágil y permitiera la improvisación creativa. Tampoco fueron necesarios grandes alardes técnicos: un estabilizador, un rail de travelling, un par de focos y poco más. Hay hasta planos grabados con el móvil.

La idea de partida, la de comérselo todo, fue del propio Kiko Veneno. Con esa clave como punto de partida se esbozó una historia, y se buscó una forma imaginativa de llevarla a cabo con sencillez.

Además, siempre pareció natural que hubiera un baile en el video de una canción tan rítmica.